Como estudiante de idiomas, al principio, me costaba comunicarme fuera de clase con la soltura que correspondía a mi nivel. Me sentía torpe y me costaba integrarme.
Como profesora, también veía eso a veces en mis alumnos: se desenvolvían bien con los ejercicios, pero les costaba hablar y expresarse como ellos son.
Es lógico.
Si las clases se centran en un aspecto gramatical concreto y se hacen muchos ejercicios sobre lo mismo para asimilarlo, se consigue una falsa imagen de progreso.
Por eso, las aplicaciones son buenas para la parte más mecánica del aprendizaje, pero no para ganar fluidez.
Cuando empecé a ir a intercambios de idiomas, a pesar del ruido de fondo (eran en cafeterías) y de no conocer a la gente, notaba que podía comunicarme mejor.
No había nadie que me corrigiera, porque no estaba en clase, pero ganaba soltura.
Ahora imagínate reunirte en grupos reducidos delante de un café a charlar de temas que te atraen.
Imagínate que a la vez estás practicando español con alguien que puede aclararte dudas.
Supongo que, ahora que vives en Málaga, te gustaría dejar de sentirte como una turista y formar parte de su vibrante ambiente.
Seguramente ya sabes pedir una caña y una tapa en un bar, y preguntar cuánto cuesta el kilo de plátanos en el mercado, ¿verdad? Pero no es suficiente.
Está muy bien poder comunicarse en inglés con la cantidad de gente de fuera que vive aquí, pero sientes que te estás perdiendo algo, que no estás llegando a conocer una parte importante de la ciudad que ahora consideras tu hogar.
Siempre puedes apuntarte a un curso de español para residentes, pero si te da pereza asistir a clases formales, con un libro y quieres practicar en un ambiente más relajado, sigue leyendo.
Vamos a reunirnos una vez a la semana en una cafetería donde podremos charlar en grupos reducidos sobre temas que te interesan.
Está demostrado que la motivación es muy importante para aprender y que con temas que te interesan, vas a recordar durante más tiempo lo aprendido.
Además, al estar fuera de una clase, poco a poco, vas a perder el miedo a comunicarte en situaciones reales.
Cuando te relajas, tu cerebro asimila mejor lo que aprende y te resulta más fácil recordarlo. Seguramente has oído eso de que “hablo mejor un idioma después de tomarme dos cervezas”, y es porque te desinhibes y no estás pendiente de los errores que cometes.
Eso es lo que pretendo, pero con un café delante (quiero ver si funciona igual ;-)).
Siempre es positivo salir de la zona de confort, practicar en entornos “no controlados”, estar en contacto con el idioma de todas las formas posibles.
No necesitas hacer deberes ni dedicarle horas y horas.
Con 15-20 minutos a la semana para leer un texto o ver un vídeo antes de reunirnos es suficiente. Así podremos dedicar el tiempo que estemos juntas a charlar.
Obviamente explicaré las dudas gramaticales y de vocabulario que puedan surgir y corregiré la pronunciación, para eso soy profe. Además, se trata de que los encuentros sean lo más beneficioso posible para ti.
10 € por sesión/persona
Escríbeme a info@lauraspanishlessons.com si estás interesada y hablamos (15-20 minutos online). De todas formas, te dejo algunas pistas a continuación.
Cada persona aprende de forma distinta.
Si eres más de charlar con un café que de hacer ejercicios, escríbeme.
A lo mejor no has avanzado mucho con el idioma porque las clases no te motivaban lo suficiente.
Creo que no hay alumnos malos, sino métodos que no se adaptan a ellos.
Si ahora no tienes una hora libre a la semana, pero quieres estar en contacto con el idioma, puedes suscribirte a mi newsletter. De regalo te llevas... Bueno, aquí te lo explico.